Cubro a mis hijos con la sangre del Cordero. Declaro, en este día, que mis hijos están protegidos por el pacto de la sangre de Jesús. Declaro que son protegidos en todos sus caminos; que la justicia de Dios va delante de ellos, y la gloria de Jehová es su retaguardia. Le prohíbo al enemigo que los acose con temor, miedo o angustia. Todo hombre o mujer que se acerque a ellos, tiene que sentir temor reverente a Jehová. Declaro que mis hijos son pastoreados por Jehová; que Él es quien sacia su alma en las sequías y da vigor a sus huesos. Declaro que mis hijos son como huerto de riego, y como manantial, cuyas aguas nunca faltan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.